La Guerra de Ucrania pareció ser el fin de Ucrania, pero el país se ha levantado con la confianza puesta en Dios, haciendo que la fe de muchas personas se expanda rápidamente.
Ahora, los misioneros están viendo como las personas están corriendo a Jesús, siendo ésta una explosión de fe no solo en el país, sino en naciones vecinas tambien.
“Las iglesias están llenas porque la gente está buscando a Dios”, informó Jane M. Dollar, a AG News, ella ha estado trabajando en un centro de refugiados en Polonia desde 2022.
El obispo principal de la Iglesia Pentecostal Ucraniana, Mykhailo Panochko, dijo que hay una gran hambre espiritual en el país, ya que las conversiones se multiplicaron de tal manera que faltaron ministros para asistir a los nuevos conversos.
“El pueblo escuchó el mensaje de la Buena Nueva. Muchos se arrepintieron, fueron discipulados y bautizados”, testificó Panochko.
“La mies es tan abundante que nos faltan obreros que puedan alimentar y hacer crecer al pueblo, madurándolo en Cristo”, agregó.
El religioso mostró el ejemplo de una iglesia pequeña en Kerson, ciudad que estuvo ocupada por fuerzas rusas.
“Todos tienen muchas preguntas sobre la situación actual, pero también sobre el destino futuro de sus almas. La gente está buscando respuestas”, dijo él.
Según el obispo, unas 1.700 congregaciones de la Iglesia Pentecostal Ucraniana se movilizaron para llevar ayuda a los residentes durante la guerra.
“La invasión a gran escala nos mostró el increíble potencial de la iglesia en el ministerio de nuestra nación”, detalló.
“Las iglesias comenzaron de inmediato grandes proyectos sociales para ayudar a las personas necesitadas. Las iglesias pentecostales rescataron y evacuaron a 100.000 personas de las zonas de combate”, agregó.
La Asamblea de Dios Misiones Mundiales ha sido un gran apoyo para estas congregaciones, ya que compraron gasolina para los ucranianos que intentaban huir del país al comienzo del conflicto, además de que los cristianos también transportaron a ancianos, mujeres y niños a un lugar seguro.
El pueblo de Lyman, a 10 km de la línea del frente, el equipo entregó comida y biblias a un pueblo; una residente y su hija testificaron cómo encontraron apoyo espiritual en la iglesia local durante la ocupación rusa.
“Ahora toda mi familia va a la iglesia. ¡No podría vivir sin la iglesia!”, declaró.
“La Iglesia ha entendido que este es el mejor momento para mostrar la compasión de Jesús a los necesitados. Además de todo el apoyo humanitario, hemos entregado a las personas más de 1 millón de copias del Nuevo Testamento”, concluyó Panochko.
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